Comentario
Hablar de una época de los Flavios (69-96 d.C.) encuentra su justificación en la pertenencia de los tres emperadores a la misma familia y también en la nueva forma de mantenimiento y de transmisión del poder así como en la analogía las medidas administrativas y de los apoyos sociales que buscaron. Frente a los despropósitos y oscilaciones de algunos emperadores Julio-Claudios, el principado de los Flavios se caracteriza por la coherencia, el buen sentido y el apego a la realidad.
La época de los Flavios equivale a los años de gobierno de un padre, Tito Flavio Vespasiano, conocido simplemente como Vespasiano (69-79 d.C.), de su hijo mayor del mismo nombre, comúnmente Tito (69-81 d.C.) y del hijo menor, Tito Flavio Domiciano o sin más Domiciano (81-96 d.C.). La asociación en el gobierno del sucesor y la participación contemporánea de los tres en diversas magistraturas hace difícil separar, en todos los casos, las aportaciones particulares de cada uno.
Con Vespasiano se rompe la línea familiar de los Julio-Claudios así como la tradicional vinculación de los emperadores con grupos sociales de rancio abolengo y grandes riquezas. Vespasiano nació el 9 d.C. en una pequeña aldea sabina cercana a la actual Rieti, antigua Reate, de una familia honorable pero modesta. Suetonio reconoce entre sus antepasados a un centurión que militó a las órdenes de Pompeyo, a un cobrador de impuestos a quien sus administrados de Asia le erigieron una estatua con la dedicación de "Al perceptor íntegro", y a su abuelo, ya prefecto de Roma (Vesp., I). El ascenso de Vespasiano refleja así el lento pero inexorable proceso de promoción de las oligarquías municipales itálicas. La propia carrera de Vespasiano (tribuno militar, cuestor en Creta y Cirenaica, candidato a la edilidad y la pretura sin resultar elegido hasta que al fin fue edil y pretor...) representa igualmente un caso muy común de promoción en atención a su profesionalidad y buena gestión. A la muerte de Nerón, se encontraba llevando a cabo de modo sistemático y eficaz el sometimiento de los judíos; tras su proclamación como emperador, su hijo Tito completó esta tarea.
La época de los Antoninos se desarrolla entre el 96 d.C. y el 193 d.C. Por más que el nombre incluya propiamente a los últimos emperadores (Antonino Pío, Marco Aurelio y Cómodo), el uso tradicional del mismo también para los primeros Antoninos (Nerva, Trajano y Adriano) aconseja mantenerlo para referir a todo ese siglo. Hay suficientes rasgos comunes en la política de estos emperadores, doblemente al compararla con las épocas precedente y posterior, como para justificar un tratamiento unitario de ellos. Cuando analizamos los problemas económicos y sociales, la vida de las ciudades de Italia y de las provincias o las tendencias ideológicas, encontramos muchas analogías de situaciones y también de respuestas con la época flavia.